lunes, 11 de octubre de 2010

Eterno.

Hace mucho que no escribía algo real, algo que valiese la pena Hace poco posteé una fábula. Es una linda historia, y el principio esta en verso, pero es vieja, y ni en su momento, ni ahora, la corregí, está muy mal redactada y carece de prosa. Curiosamente, hoy, quizá por ser mi domingo (el único día a la semana donde tengo mi espacio, mi tranquilidad y mi intimidad), quizá porque por primera vez desde hace meses, al fin puedo escuchar de vuelta Rata Blanca (no es que sea un fanático, pero a veces me daban ganas), cuestión que al fin pude volver a escribir algo que realmente me gusta, y que me costó escribir, a lo que le dedicé tiempo y esfuerzo.

Sólamente quiero aclarar algo; si lo leen, no lo hagan de corrido; prestenle atención a la puntuación, a las comas, puntos seguidos y puntos aparte. Es lo más importante de lo que escribo, ya que justamente lo que me inspira a escribir es la música, y como tal, le doy mucha jerarquía al caracter auditivo del texto. En el Bs. As, nos enseñaron, que justamente "cuento" se llama así, porque se cuenta. Cuando leemos, nos estamos contando a nosotros mismos una historia, y yo creo que está bueno aprender a revalorizar las letras y a las palabras no solo como símbolos que codifican información, sino también como sonidos, con duración, entonación, y carácter.
Esa es la influencia que ha tenido la música, desde hace tiempo, en mi forma de escribir


Recomiendo escuchar el tema, fue el que me inspiró y genera un buen ambiente, el texto no es de fácil descodificación quizá, pero me gustaría saber si logran entender sobre qué habla.

Click acá para escuchar si no funciona. 09. Otoño medieval by SebaR

Eterno.



Había una vez. Y eso lo dice todo.
Había una vez, un hombre, que vendía palabras. Sutiles, elegantes, sofisticadas, agudas, y corteses.
Había también. Una mujer. Ella era hechicera. De las malas.
Había un paisaje, un campo, un bosque, y una taberna.
Y estaba esta historia sin la que estos personajes no son nada más que lo que es el polvo para nuestra Historia.
Suena un laúd. Triste.
Suena un alma. Triste.
Suena un Sol (astro rey). Eterno.
Y el laúd intenta sentir como el alma, y el alma intenta sentir como el Sol, todo, y por lo tanto, nada.
Y el Sol. Eterno.
Había una mujer, que era hechicera. De las malas.
Vivían en el mismo pueblo, el vendedor de palabras, el alma, el laúd y la hechicera. Arriba, Febo, vive sobre todos los pueblos, y por lo tanto, ninguno.
La mujer baila, lentamente y descalza, una danza que embruja.
El vendedor de palabras, por primera vez, se queda mudo.
Y entonces el alma, suena. Triste.
Y el laúd la imita ansiosa. Un do, un re, un fa y un sol. Y el Sol (astro rey). Eterno.
Y ahí está el escenario, congelados, la hechicera baila, el hombre calla, el laúd llora, el público sonríe hipnotizado frente a la belleza instante de dos seres humanos, e intuye la resolución violenta de aquel drama mucho más viejo que ellos mismos, cuando el hombre era animal y el animal era hombre. Pase lo que pase, al final, ambos mueren.
El instrumento y el hombre sufren.
El Laúd quiere sentir como las almas y poder llorar por su destino, pero solo puede sonar sus notas. Un do, un re, un fa y un sol. El vendedor que también percibe la tragedia, quiere ser como el Sol, infinito; sin saber que al sentir todo, significa nada.
La hechicera baila, lentamente y descalza, sonríe y embruja. Disfruta.
Un do, un re, un fa y un sol.
Y el Sol (astro rey). Eterno.
La acción sucede en ese momento, en esa escena.
Y es efímera.
La magia es así. Efímera.
El público se sobresalta agitado, volcando las mesas. El laúd está vivo, y llora, en notas. La hechicera se ha convertido en una flor en el centro de la habitación. El vendedor ya no existe, se esfumó en una nube de helio e hidrógeno.
Un do, un re, un fa y un sol.
El laúd siente que se le parte el pecho, y siente lo que es la tristeza. Y agradece.
La flor se agita con una corriente de viento, y las fértiles esporas vuelan hacia los campos, a parir nuevas flores. Y agradece.
El vendedor (astro rey). Eterno.

“Nadie es alguien, un solo hombre inmortal es todos los hombres. Como Cornelio Agrippa, soy dios, soy héroe, soy filósofo, soy demonio y soy mundo, lo cual es una fatigosa manera de decir que no soy”.
J. L. Borges. “El Inmortal”.

El tema es "Otoño Medieval" de Rata Blanca, la imágen es una fotografía ultravioleta de la fotosfera del sol (consulten wikipedia).

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Soundtrack


1 Ando Ganas 2 Arde la ciudad 3 Un Poco de Amor Francés 4 A Veces 5 Lo que me Mata 6 Todo Pasa