Fábula de la Desgracia.

Dicen que en una tierra lejana y seca, la desgracia parió a sus hijos
la miseria, el miedo, el dolor y el egoismo, caminaron así entre los demás seres vivos
dicen que recorrían el mundo, hacia los tres puntos cardinales habitados y conocidos
el este, el norte y el oeste, pero hacia el sur no, porque allí solo había océanos obscuros y fríos

Dicen entonces, que un pequeño país austral, encerrado en una isla perdida,
logró escapar a sus funestas visitas. La gente era alegre, y transcurría feliz su vida
las frutas y verduras, crecían como yuyos, el agua era dulce y fresca al que la bebía
los hombres eran longevos, y las mujeres fértiles, en aquella tierra bendecida

hasta que un día, las niñas desgracia, descubrieron la misteriosa nación
y apartir de este momento, viene la parte importante, así que presten atención


primero llegó el miedo; entonces los lobos empezaron a aullar diariamente, las noches, cada vez más tempranas, se volvieron nubladas y obscuras, sin la luz de la luna o las estrellas, los bosques y los edificios viejos se volvieron amenazadores, y tanto de día como de noche, todo parecía mucho más agobiante y aterrador.
Primero los hombres temblaron de miedo, pero luego, los amigos se unían, se juntaban, incentivaban su coraje, y se juraban lealtad, y terminaron afrontando con valor cada situación espeluznante.

Así el miedo se dio por vencido, y se retiró corriendo.

segunda llegó la miseria; entonces las cosechas se secaron, el ganado se murió, el agua se llenó de herrumbre, y las minas se derrumbaron.
Pero los habitantes del país, se apretaron los cinturones, siguieron trabajando lo mejor que pudieron, compartiendo lo poco que conseguían ganar, y gracias a su solidaridad y esfuerzo, lograron sobrevivir.

Así la miseria se dio por vencida, y se retiró maldiciendo.

tercero llegó el dolor; entonces los niños se murieron jóvenes, las mujeres perdían a sus bebés, y los enamorados a sus parejas.
Al principio pareció que era el fin de la comunidad, pero entonces, los vecinos consolaban a sus vecinos, les daban palabras de aliento, y los instaban a seguir luchando, mostrándole las cosas buenas de la vida y llenándolos de esperanza.

Así el dolor se dio por vencido, y se retiró llorando.

cuarto y último llego el egoismo; entonces cada hombre y mujer, se pensó más importante que los otros, y dejó de compartir la comida que ganaba, tratando de aprovecharse de los otros, y dejó de darles palabras de coraje a sus amigos, y dejó de importarle y preocuparle el dolor de los otros. Y entonces, rápidamente, el miedo, la miseria y el dolor se escabullieron, y regresaron a la isla, y en algunos pocos días, ya nada quedaba de aquel paraiso, sino más que un montón de desgraciados, viviendo en chiqueros y alimentándose de basura.

Y ahora la moraleja de esta fábula, la miseria, el miedo y el dolor son grandes enemigos del hombre, pero nada es tan peligroso como el egoismo, porque el egoismo yace dentro de nuestros corazones, desde el mismo momento en que nacemos, y si no uno no se cuida de él, puede florecer con absoluta facilidad y destruir todo lo bueno que tenemos. Cuídense de él.

Buena suerte lectores.